El árbol nacional de Venezuela es el Araguaney (Tabebuia chrysantha)
Fue declarado Árbol Nacional el 29 de mayo de 1948. Su nombre científico Tabebuia es de origen indígena y Chrisantha se deriva de los vocablos griegos que significan " voz de oro ". Es conocido con los nombres de Acapro, Curari, Araguán o Cañada, Flor Amarilla y Puy..... En toda la topografía venezolana se puede disfrutar de estupendos paisajes amarillos, adornando las bellezas naturales y el sentir que estamos en Venezuela.
Descripción
Descripción
El 29 de mayo de 1945, en resolución Conjunta de los ministros de Agricultura y Cría y Educación se declaró oficialmente éste árbol como árbol Nacional de Venezuela, en tributo a su extraordinaria hermosura.
En los primeros meses del año, cuando la naturaleza del suelo venezolano toma aspecto de la calcinación por la fuerza de los rayos solares y la ausencia de las lluvias, el Araguaney irrumpe en apretados y áureos ramos florales al final de sus desnudas ramas, por esta razón Rómulo Gallegos llamó a los primeros meses del año "la primavera de oro de los araguaneyes".
El "Aravanei", como lo bautizaron los indios caribes, es un árbol rústico, austero, desafía los suelos duros, secos, pobres en sustancias orgánicas y los climas cálidos; sin embargo, para lograr un buen desarrollo requiere de suelos livianos y con buen drenaje, no prospera en lugares pantanosos, e igualmente requiere de abundante luz.
El "Aravanei", como lo bautizaron los indios caribes, es un árbol rústico, austero, desafía los suelos duros, secos, pobres en sustancias orgánicas y los climas cálidos; sin embargo, para lograr un buen desarrollo requiere de suelos livianos y con buen drenaje, no prospera en lugares pantanosos, e igualmente requiere de abundante luz.
Se reproduce fácilmente por semilla; presenta crecimiento lento, pero tiene una larga existencia. Sus raíces son profundas por lo cual es muy apropiado para embellecer jardines, parques, calles y avenidas; además es muy apreciado en el ramo de la carpintería, ya que su madera es dura, compacta, pesada, con textura fina, se conserva bien en lugares húmedos y no se resquebraja al ser expuesta a la intemperie. Se desarrolla espontáneamente en tierras cuya altura oscile entre 400 y 1300 m sobre el nivel del mar; alcanza desde 6 hasta 12 m de altura.
El nombre indígena de este árbol autóctono, quedó registrado por primera vez en 1660 cuando al Sur de Píritu se fundó la población de San Miguel de Araveneyenan, en honor a este árbol.